sábado, febrero 10, 2007

Lo que es, es lo que hay

El mundo femenino es muy particular. Así como lo es el masculino. No estoy, hasta ahora, diciendo nada nuevo. Nosotras somos como somos nosotras y ellos son como son ellos.

En fin, tampoco creo que con este escrito voy a descubrir el agua tibia. No es mi finalidad. Sólo escribo porque no dejo de sorprenderme a veces cuando escucho una conversación entre un hombre y una mujer y observo cómo ciertos patrones se repiten. Me sigue sorprendiendo, especialmente porque no termino de entender qué es lo que nos pasa a los seres humanos con la felicidad, la tranquilidad y el bienestar y por qué cuernos nos empeñamos a alejarnos de estos estados para gastar energía en otros menos felices.

Me da la sensación de que vivimos remando hacia la infelicidad y nos seguimos arrechando porque tenemos tantas ganas de ser felices y no lo logramos. Creo que cuando remamos ni siquiera nos damos cuenta en qué agua estamos, cómo es el barco en el que vamos montados, cuáles son las condiciones climáticas del día y lo más importante, si es que realmente queremos estar allí o queremos estar en otra parte. Ni siquiera nos preguntamos si queremos remar, remamos y remamos y nos agotamos en este ir y venir. Y seguimos perdidos.

Parece muy profundo. Realmente no creo que lo sea.

Conozco varios casos de hombres que desean ser felices y para ello buscan estar con más de una mujer al mismo tiempo. Más allá de los cachos y su connotación social, lo que me sorprende es que ellos insistan en probar que el manejo de situaciones simultáneas es una de las rutas a la felicidad... al final, suelen terminar con culpas, malestares y/o problemas más grandes que cuando comenzaron.

Es gracioso, porque como suele suceder, al principio de la relación extra o clandestina, todo parece color de rosas, suelen decir que con esta mujer todo es diferente y luego cuando ellas comienzan a reclamar su parte del territorio o cualquier otra cosa, ellos caen en cuenta -a veces muy tarde- que no se encontraron con alguien "tan diferente" y es allí donde viene el clásico: "Es que todas las mujeres son iguales".

Luego, están las mujeres. Nosotras. Con nuestras eternas ganas de cambiar el mundo y a sus habitantes. Comenzamos una relación con felicidad, diciendo también "es que con él es distinto"; pasado un tiempito, comenzamos a querer las cosas un poco diferentes, porque bueno, esto sería mejor así o asá. Y es cuando comenzamos a reclamar, a decir, a querer hablar...

Particularmente, ahora lo estoy viendo en casos de mujeres que conozco que están en el rol de "amantes", son las otras, las terceras o cuartas de las relaciones. A pesar de tener esta información previo a meterse en el pantano, ellas han insistido en tirarse al agua sucia, porque "él va a dejar a su mujer" o porque "él se va a dar cuenta de que conmigo sí es feliz". Cuando el romance sigue, algunas mujeres comienzan a darse cuenta que esto de ser la otra con es tan fácil ni glamoroso como parece, pues suelen haber otras prioridades. Es así.

El problema no está en la situación como tal, eso de ser la quinta en la lista de prioridades (con suerte!), sino en cómo lidiar con este detalle. La mayoría comete el error garrafal de reclamar más tiempo y espacio, de querer cambiar el mundo de este hombre de tal manera que ella ocupe el primer lugar del ranking. Y en el intento de cambiar este mundo y en las discusiones sobre las prioridades, las mujeres gastamos mucho tiempo y energía.

En fin, ¿Qué hago con este señor que no me saca a pasear los fines de semana porque está con su familia? ¿Qué hago con esta mujer que me para peos todos los días porque no la quiero o porque la tengo escondida? ¿Para qué sigo remando hacia la dirección contraria de la tranquilidad?

¿Qué pasa si me muevo hacia otra dirección, o me cambio de lago, o si en vez de remar, vuelo o corro o camino?

Si nos tomáramos un segundo para ver el panorama como un observador y nos preguntáramos por un instante si ESTO que tenemos en frente es lo que queremos vivir, quizá seríamos todos un poquito más felices, al menos un tanto más honestos.

No hay relaciones perfectas. No hay personas perfectas. LO QUE ES, ES LO QUE HAY.... la cosa es ver si me quiero quedar con esto que hay, si sigo tratando de que el sol salga todos los días un poco más tarde a sabiendas de que eso no podrá ser asi o si me muevo de lugar a ver si moviéndome yo, algunas cosas cambian....

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