viernes, marzo 20, 2009

¿Cómo esperar que alguien cambie, si siempre lo ha hecho igual?


Hace unas semanas me fui al cine con mi gran amigo Mario, el negro. Luego del cine, nos encontramos con Belinda y nos tomamos unas birritas.

Comenzamos a hablar de cómo estábamos y lo que nos había estado pasando en los últimos meses.

Y bueno, llegamos a los temas más escabrosos de cada uno.

Y en ese momento, sólo se me ocurrió esta pregunta: ¿Cómo seguimos esperando que alguien lo haga DIFERENTE cuando tiene AÑOS haciéndolo igual?

¿Qué será? 

¿La esperanza o la estupidez?
¿Las ganas o la ilusión?
¿El deseo o el afecto?
¿La necesidad o la posibilidad?

¿Todas las anteriores?

Creo que una persona solo puede cambiar cuando lo desea y hace algo por ello.
Si no logra hacer algo diferente o mirarlo, es muy difícil que eso suceda.
Lo he vivido desde mis propios pies, desde mis propios cambios y desde mis propias resistencias a las modificaciones.


jueves, marzo 12, 2009

El cuento del Mondongo o "A mí no me gusta la panza"










A Gustavo no le gustaba el mondongo ni la panza. La sopa que realmente le gustaba era la de pollo.
A Gustavo le costaba también decir que NO. O rechazar a alguien que le hiciera un ofrecimiento.

A la esposa de Gustavo le encantaba cocinar Mondongo y comerlo. Y juraba que a su esposo le sucedía lo mismo, lo que se explica en el hecho de que él jamás le había dicho a ella nada sobre sus gustos, disgustos o preferencias. Es más, cuando ella cocinaba este plato, él se sentaba en la mesa y se lo comía, a pesar de no querer.

Otro domingo cualquiera, ella empezó a preparar su delicioso plato. Gustavo pudo sentir el olor desde su cuarto y supo que otra vez había mondongo para almorzar.

Pensó en huir de la casa antes de que su mujer sirviera la comida.
Pensó en disimular con un dolor de barriga, fiebre o una gastritis inventada.
Pensó en botar la sopa por la ventana o en la basura sin que su mujer lo viera.

Al final, no hizo ninguna de las anteriores y se sentó en la mesa una vez más sin decir nada sobre sus gustos o preferencias. 

Solo que esta vez se le ocurrió una "manera diferente" de comer: apartó la panza que no le gustaba, y se comió el caldo y las verduras, soñando que era una deliciosa sopa de pollo. Se sintió mejor, pero no lo suficiente.

A la par, su esposa no se enteró de lo que pasaba. Ella seguía creyendo que a ella y a su marido, les gustaba mucho el mondongo.



Para reflexionar:
  • ¿Te sientes identificado con alguno de los personajes?
  • ¿Cuántas veces dices que NO a algo que no quieres? 
  • ¿Cuántas veces dices SI a algo que no quieres?
  • ¿Con cuánta frecuencia te encuentras "comiendo" algo que NO te gusta con tal de complacer a otra persona?
  • ¿De qué manera "te escapas" de eso que no deseas? ¿Le haces frente o haces como Gustavo?
  • ¿Cuántas veces has comido "mondongo" soñando que es "sopa de pollo"?
  • ¿Qué te gusta y cómo defiendes tus gustos? 

martes, marzo 10, 2009

Mirar a los ojos








Hace poco miré una entrevista en televisión que me impactó mucho.

El entrevistado era un jugador de fútbol americano. El pana, super famoso en Estados Unidos, tiene siete hijos.

La entrevistadora le preguntaba sobre cómo hacía para que sus hijos se portaran bien cuando salían a la calle y cómo hacía para inculcarle valores a los siete muchachitos.

El jugador contó algo que me encantó. Dijo que en un restaurante, por ejemplo, es normal que los niños se porten mal o estén inquietos. Por lo que él y su esposa, le piden a los chamos lo siguiente: Cuando venga el o la mesonera a pedirles la orden, cada niño debe mirarlo directamente a los ojos, pedir lo que desea comer y luego contarles a sus padres, de qué color eran los ojos de la persona que los atendió.

De esta manera, los niños a pesar del desorden, pueden hacer contacto con esa persona.

Cuando lo escuché me pregunté sobre cuándo fue la última vez que miré a un extraño a los ojos. Cuando fue la última vez que me di cuenta cuál era el color de los ojos de un desconocido.

En Caracas vivimos a una velocidad y de una manera en la que puede ser difícil hacer ese contacto, y mucho más entre extraños. Sin embargo, luego de escuchar esta entrevista, lo estoy intentando. A ver qué descubro en estos encuentros.




domingo, marzo 01, 2009

Sol y lluvia


Disfruto del Sol, si se asoma y me baña con su luz.

Disfruto de la Lluvia, si cae y me baña con su agua.

Simplemente disfruto de lo que hay, de lo que tengo.

Y la vida es tan hermosa y buena conmigo, que hasta puedo quedarme bajo techo si así lo deseo. 

Es cuestión de elegir. Y casi siempre puedo hacerlo. 

 

Para seguir leyendo...

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