Mi primer trabajo fue a los 19 años como pasante (reportera) en un diario de la ciudad. Creo que fue en 1993 o 1994, no lo tengo tan claro.
Yo pensaba, cuando me contrataron, que iba a estar en el periódico cortando cables (los que llegaban de las agencias de noticias), o rehaciendo notas de prensa (las que llegaban a montón de cualquier parte). Pero no, el Jefe de Redacción tenía otros planes para mí.
En mi primer día de trabajo, me mandó a la calle con el gran fotógrafo Luis Vallenilla, a una pauta del Metro de Caracas. Y yo no entendía nada. Al final de la tarde, estaba tan emocionada por el día y el millón de cosas que me pasaron, que ni sé cómo escribí la nota de 60 centímetros que me mandaron a hacer. Fue mi primer texto publicado.
En un primer momento, como pasante, me pagaban unos 12 mil bolívares mensuales. Eso creo. A mí, el sueldo me daba lo mismo, lo que me interesaba realmente era lo que pasaba allí adentro y afuera en la calle. Era muy divertido.
Entre una y otra cosa administrativa, me pagaron al mes y medio de haber comenzado a trabajar. Recuerdo claramente que me dieron un cheque por 17 mil bolivares. Yo estaba super feliz. Mi primer cheque. Mi primer sueldo. Me lo había sudado (literalmente)
No se de dónde me salió la idea. No se si fue propia o ajena. Pero sabía que quería comprarme algo significativo con ese cheque. Algo que no olvidara. Algo que perdurara en el tiempo.
Me fui a la librería del Ateneo, una de las mejores para la época, y me di un regalazo: EL LIBRO "TODO MAFALDA", que me cosstó 12 mil bolívares para ese entonces. Casi todo mi primer cheque se fue en esta obra de Quino.
Fui muy feliz al comprarlo. Era la muestra tangible de mi trabajo.
Aún lo tengo en mi biblioteca. Tiene 16 años conmigo. Y está intacto. Me ha acompañado en diferentes momentos. Y cada vez que lo veo, recuerdo que es el símbolo tangible del primer sueldo de mi vida.
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