martes, mayo 15, 2007

La Clara Vampi

La vampiresa llego a la casa pasada la media noche. Venia con el maquillaje chorreado, los tacones en la mano y el cuerpo agotado. Tres hombres diferentes en una misma noche. La historia de todos los días. Cuerpos que iban y venían, cuerpos que conocía a profundidad por minutos mientras llegaba el placer y que luego pasaban a formar parte de la jungla de hombres de aquella ciudad negra y maldita.

Llego, se sirvió un vaso de wiskey y se lo tomo de un solo trago. “Me lo todo rápido para que se me quite este sabor de mierda de la boca. No me gusta oler a sexo. Todo mi cuerpo huele a sexo. Dicen que hago el mejor sexo oral de la ciudad, yo no les creo. Solo que me gusta y realmente disfruto ver como se le ponen los ojos blancos a los tontos esos que creen que yo la estoy pasando bien”. La vampiresa le hablada a su hermana, quien no podía creer lo que miraba y escuchaba, a pesar de que era una historia que se repetía a diario.

Clara se llamaba la hermana de Vampi. Vestía siempre de blanco, camisas holgadas, faldas largas. Clara tenia ojeras, le costaba conciliar el sueño, le dolía mucho el corazón. Tenia una deficiencia cardiaca congénita que le detectaron cuando apenas era una niña. No podía trabajar, así que estaba todo el día en casa, hacia los deberes del hogar y cuidaba a su hermana. Vampi era la encargada de traer el dinero a la casa. Vivian solas. Sus padres no existían. No había familia conocida. Eran solo ellas en la negra ciudad.

Vampi se acostó a dormir. Al contrario de Clara, dormía profundamente todas las noches. Clara se daba cuenta de que cuando su hermana dormía le cambiaba la cara. Sonreía en sueños y sus gestos de suavizaban. Vampi siempre soñaba lo mismo: con el mar, un mar perfecto, claro, azul cielo, con arena blanca y cielo despejado. El único detalle es que Vampi no se metía en el mar. Cuando soñaba que estaba en la playa, disfrutaba con un cierto toque de envidia como los demás disfrutaban de algo que ella no podía disfrutar. En el fondo, le daba miedo meterse en el agua… disimulaba como siempre y le daba miedo.

Clara soñaba con una vida diferente para ella y para su hermana. Soñaba con salir de esa casa y poder estar en las calles sin sentir esa opresión en el pecho, ese dolor que le impedía moverse. Quería otra vida. Una vida en una ciudad que no fuera negra.

Amanecía otro día. Podía ser martes, viernes o domingo… todos los días eran iguales. Vampi se vestía de negro, se calzaba los tacones altos, se maquillaba mucho y disimulaba con un chal el hueco que tenía por dentro del pecho. Ella también tenia una deficiencia cardiaca, pero no era congénita, la había causado el tiempo, los malos ratos, el alcohol y el sexo sin sentido y sin sentirlo. Ella no decía nada y se le notaba. Quien la veía con detalle podía saber que a esa mujer le faltaba algo adentro. Quien la miraba con ojos superficiales nunca se hubiera dado cuenta. Sus labios rojos y ojos muy maquillados eran expertos distractores de la verdad.

Ese día llego la llamada que Clara estaba esperando. Había un donante para ella. Un corazón había llegado al hospital de la negra ciudad. Había una posibilidad para Clara. En seguida, las dos hermanas se fueron corriendo a la clínica. No lo podían creer. Ambas estaban emocionadas. Era la primera vez en años que Vampi faltaría al trabajo… no tendría sexo ese día. Valía la pena el sacrificio, su hermana tendría un nuevo corazón.

Llegaron y hablaron con el medico. Todo estaba listo. Clara podría pasar al quirófano en cualquier momento. Había un detalle adicional. Algo que ninguna de las dos había calculado. Ese día, a la clínica, no llego un corazón, llegaron dos. Los médicos estaban sorprendidos porque era un caso excepcional. Algo raro y nunca visto. ¿Dos corazones para la misma mujer? Pensaron que tendrían que desechar uno de los corazones. Pero Clara tuvo una mejor idea. Sin decir nada, le quito el chal a Vampi y dejo ver delante de todos el hueco que su hermana tenía en el pecho.

Vampi no supo como reaccionar. Primero sintió vergüenza, no quería que nadie viera su hueco, su ausencia de corazón. Luego, rompió en llanto. Y cayó al piso. Los médicos la atendieron inmediatamente. Luego de comprobar que todas las características correspondían, procedieron a hacer algo extraordinario: dos transplantes de corazón en simultáneo.

Ahora Clara y Vampi están en la sala de recuperación. Juntas. Clara duerme profundamente. Vampi sueña que nada en el mar. En la ciudad negra salio en sol por primera vez en muchos años. Pronostican una ola de calor en la próxima temporada.

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