Los tiempos cambian. Y yo con ellos. Cosa que me alegra mucho.
Siempre he tenido el instinto encendido y un sentido de alarma y prevención bastante afilado y afinado. El detalle es que no le hacía (en pasado) caso.
Veía humo, sentía calor, observaba las llamas... y zas! Me metía directamente en el fuego, sabiendo que era muy probable que saliera chamuscada. Y luego, me quejaba de mi suerte.
En otras oportunidades, salía corriendo antes de percatarme si había un peligro real o no.
Lo de ahora es diferente. Y me di cuenta de ello HOY.
Ayer en la madrugada se me encendieron todas las alarmas. Y justo cuando estaba a punto de irme corriendo, decidí postergar la carrera, poner freno y mirar.
Necesito verificar si mi alarma está encendida con razón o sin ella. Ese es el miedo funcional, el que me permite observar una situación y tomar una decisión sobre los hechos reales y no los que me imagino.
Entonces ando en proceso de revisión, de investigación, de verificación. Ni correr hacia el posible fuego, ni en la dirección contraria.
Quizá la alarma se activó erradamente. Quizá tengo mis razones. Lo más óptimo para mí, en este momento, es mirar. Y es en lo que ando. ¡¡¡Qué alegría!!!
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