Conoci a este hombre cuando estaba sin novio. Era elmes de mayo. Y me gusto desde el "HOLA, COMO ESTAS". Hablamos toda una noche y tuve esa sensacion corporal de que este hombre seria inolvidable. Lo bueno o malo es que no me habia equivocado en esto de lo inolvidable...
Mientras estuve sin novio, este hombre en cuestion no me invitaba a salir, solo me llamaba por telefono. Evitaba el encuentro. Las veces que nos vimos fue porque yo lo visitaba en su oficina o algo asi. La cosa es que eso de relacion no tenia nada y las posibilidades de estar juntos de alguna u otra manera, eran nulas.
Llego el mes de noviembre. Ya superada la NO historia con este hombre, comence a salir con otro, el pimpollo. Todo bien, normal y tranquilo. No era una voragine de pasion y a la vez era lo que necesitaba en ese momento, alguien con quien estar, a quien besar y a quien mirar a diario.
El pimpollo y yo seguiamos juntos en diciembre, contentos y tranquilos, ningun sobresalto. Para la Navidad y el fin de año, el pimpollo se fue a su tierra en el llano. Todo normal. Hablabamos por telefono, mensajes de texto, entre otras. Sin mayores novedades.
El 24 de diciembre y como regalo del niño jesus, suena el telefono de mi casa y era EL HOMBRE, el mismo de mayo. Llamo para desear Feliz Navidad. Me alegro saber de el. Y quedamos en vernos en esos dias.
Dos dias mas tarde me vuelve a llamar. Me dice que esta enfermo, que se siente mal y que quiere verme. Yo andaba sola por la ciudad, el pimpollo en su tierra, asi que fui a visitar a MI PANA EL HOMBRE. Llegue y todo normal. Me ofrece algo para tomar, hablamos mucho. Y yo, por dentro me repetia en una suerte de mantra: "El es tu amigo, tu eres su amiga, estas aqui en version amiga".
Luego de hacerme un tour por toda su casa, un sitio maravilloso, nos quedamos de pie en una de las puertas de uno de los cuartos. Me mira y me lanza un piquito en la boca. Yo me quedo un poco paralizada y pienso: "Creo que se equivoco, probablemente me quiso dar un beso en la mejilla y se equivoco".
A los minutos, me invita al cuarto de la television y me pone un DVD de U2, su grupo preferido. El concierto de Boston. Bono le cantaba "With or with out you" a una china acostado en el piso. Yo me babeaba, el pimpollo quien sabe que mierda estaba haciendo y EL HOMBRE me acariciaba la pierna y me agarraba la mano. Alli, antes o despues de esta cancion, me volvio a besar en la boca.
Fue alli, justo en ese momento, cuando me pare y me fui al baño con cartera y todo. Me mire en el espejo y me dije: "Marica, si te quedas, te cogen". Acto seguido, baje la poceta -para simular que estaba en el baño-, agarre las llaves del carro y me despedi intespestivamente.
Deje la cerveza a medio beber y corri a mi apartamento a llamar al pimpollo y dejarle un mensaje de buenas noches. No se si hice bien o mal, sobre todo, porque el Pimpollo nunca fue un santo conmigo y creo que mas de un cacho me puso... Eso si, en esta oportunidad, la vida dio la vuelta y luego de separarme del pimpollo, EL HOMBRE y yo pudimos terminar lo que comenzo mientras Bono cantaba "With or with out you". A veces, los buses regresan, aunque sea para un paseo corto.
martes, marzo 13, 2007
El dia que decidi ser fiel (PARTE I)
La fidelidad es todo un tema. Yo fui infiel una vez, a los 18 años. Y me pillaron. Fue triste. A mi me fueron infiel a los 21 años. Me dolio y fue triste. Con el tiempo he llegado a pensar que es muy dificil ser fiel y sin embargo, cuando tengo pareja, trato de mantenerme en el grupo de los que aun creen que se puede estar solo con una persona a la vez. En fin...
Lo que viene a continuacion es la historia de una fidelidad. Una fidelidad de la que hoy, unos tres años despues, me arrepiento un poco, no lo puedo negar.
Era la primera vez que viajaba a Argentina. El cabezon de mi novio para ese entonces no quiso irse de viaje conmigo porque no tenia plata y el no iba a permitir que una mujer le pagara parte del viaje. Asi que decidi irme sola al sur.
En el aeropuerto, antes de abordar el avion y por encima de las hojas del libro que estaba leyendo, observo que un hombre joven me mira. Me hago la loca. A los minutos, sigue mirandome. Yo me quede con la vista clavada en el libro y con la sensacion de que alli seguian esos dos ojos, sobre mi.
Nos montamos en el avion. Al hombre joven le toco el asiento 14B y a mi el 13B, es decir, el estaba una fila detras de mi. Ni bien nos habian dicho donde estaban las mascaras de oxigeno, el hombre me hablo. Me saludo y me pregunto que si viajaba sola (lo que era obvio), me pregunto el motivo de mi viaje y una que otra pregunta de esas de la primera conversacion. Me conto, sin que yo le preguntara, el motivo de su viaje, a que se dedicaba y otras hierbas mas.
El camino de Caracas a Bogota, nuestra primera parada, fue conversando. Un poco de todo, un poco de nada. Me pregunto que cual era el hotel en el que me iba a quedar en Argentina. Me pregunto sobre mis planes del fin de semana y me dijo que luego de su convencion estaria libre, asi que podriamos planificar algo para vernos por alla por el sur.
Eso paso hace unos tres años. Creo haber sido lo suficientemente cortante como para que el tipo se diera cuenta que yo no le estaba siguiendo la corriente. Y con todo y todo, el siguio siendo muy simpatico conmigo.
Llegamos a Bogota. Me bajo del avion y me siento a esperar. El se me acerca y me ofrece cafe. Le digo elegantemente que no, que gracias. Y se va. Busca su cafe y se sienta a mi lado. Sigue conversando de todo y de nada y me dice en algun momento que no me olvide de pasarle el telefono de mi hotel en Buenos Aires para llamarme. Me hice la loca una vez y mas y llegamos de nuevo al avion.
Apenas subimos, siento que me tocan el hombro. Era el, obviamente. Me paso una servilleta con su nombre completo, telefono de casa, oficina y celular en Caracas, mas el telefono del hotel donde se iba a hospedar en Bs As. Y tambien me paso un boligrafo con una servilleta en blanco para que yo le anotara mis datos. Respire profundamente y anote mi nombre y el telefono del hotel en el que me iba a alojar.
Pasada la noche, llegamos a Buenos Aires. Aterrizamos a las 5 am y al avion tocar tierra me saluda y me pregunta que como pase la noche, que si dormi bien, etc. Yo sonreia educadamente. Entramos al pais, buscamos las maletas y el muchacho tan amable pues se fija si me equipaje llego bien y completo. Al salir, me dice que me puede llevar a mi hotel si lo necesito, pues el tiene chofer. Le digo que no, que me vienen a buscar. Alli termino la conversacion del aeropuerto.
Cuando me registre en el hotel y me encuentro en el lobby preguntando sobre algunas direcciones de la ciudad, me dicen que tengo una llamada. "Que bello mi novio que me llama para saber si llegue bien", pense ilusoriamente yo. No, era el hombre del aeropuerto y del avion, me queria avisar su numero de habitacion y queria saber si yo habia llegado bien. Aprovecho para pedirme que lo llamara y que acordaramos en encontrarnos para el fin de semana.
Al dia siguiente de haber llegado a Argentina, bote la servilleta en la que el venezolano me habia escrito sus datos. Opte por mantenerme cauta, impoluta, fiel al 800%. Nunca mas supe del tipo. No me volvio a llamar. Con el paso del tiempo, se me olvido el nombre de ese hombre del aeropuerto y del avion, lastimosamente.
Hace una semana que volvi al Sur me acorde de el mientras esperaba el avion. No aparecio. Esta vez no lo dudaria y lo llamaria no una, sino un par de veces al menos.
Lo que viene a continuacion es la historia de una fidelidad. Una fidelidad de la que hoy, unos tres años despues, me arrepiento un poco, no lo puedo negar.
Era la primera vez que viajaba a Argentina. El cabezon de mi novio para ese entonces no quiso irse de viaje conmigo porque no tenia plata y el no iba a permitir que una mujer le pagara parte del viaje. Asi que decidi irme sola al sur.
En el aeropuerto, antes de abordar el avion y por encima de las hojas del libro que estaba leyendo, observo que un hombre joven me mira. Me hago la loca. A los minutos, sigue mirandome. Yo me quede con la vista clavada en el libro y con la sensacion de que alli seguian esos dos ojos, sobre mi.
Nos montamos en el avion. Al hombre joven le toco el asiento 14B y a mi el 13B, es decir, el estaba una fila detras de mi. Ni bien nos habian dicho donde estaban las mascaras de oxigeno, el hombre me hablo. Me saludo y me pregunto que si viajaba sola (lo que era obvio), me pregunto el motivo de mi viaje y una que otra pregunta de esas de la primera conversacion. Me conto, sin que yo le preguntara, el motivo de su viaje, a que se dedicaba y otras hierbas mas.
El camino de Caracas a Bogota, nuestra primera parada, fue conversando. Un poco de todo, un poco de nada. Me pregunto que cual era el hotel en el que me iba a quedar en Argentina. Me pregunto sobre mis planes del fin de semana y me dijo que luego de su convencion estaria libre, asi que podriamos planificar algo para vernos por alla por el sur.
Eso paso hace unos tres años. Creo haber sido lo suficientemente cortante como para que el tipo se diera cuenta que yo no le estaba siguiendo la corriente. Y con todo y todo, el siguio siendo muy simpatico conmigo.
Llegamos a Bogota. Me bajo del avion y me siento a esperar. El se me acerca y me ofrece cafe. Le digo elegantemente que no, que gracias. Y se va. Busca su cafe y se sienta a mi lado. Sigue conversando de todo y de nada y me dice en algun momento que no me olvide de pasarle el telefono de mi hotel en Buenos Aires para llamarme. Me hice la loca una vez y mas y llegamos de nuevo al avion.
Apenas subimos, siento que me tocan el hombro. Era el, obviamente. Me paso una servilleta con su nombre completo, telefono de casa, oficina y celular en Caracas, mas el telefono del hotel donde se iba a hospedar en Bs As. Y tambien me paso un boligrafo con una servilleta en blanco para que yo le anotara mis datos. Respire profundamente y anote mi nombre y el telefono del hotel en el que me iba a alojar.
Pasada la noche, llegamos a Buenos Aires. Aterrizamos a las 5 am y al avion tocar tierra me saluda y me pregunta que como pase la noche, que si dormi bien, etc. Yo sonreia educadamente. Entramos al pais, buscamos las maletas y el muchacho tan amable pues se fija si me equipaje llego bien y completo. Al salir, me dice que me puede llevar a mi hotel si lo necesito, pues el tiene chofer. Le digo que no, que me vienen a buscar. Alli termino la conversacion del aeropuerto.
Cuando me registre en el hotel y me encuentro en el lobby preguntando sobre algunas direcciones de la ciudad, me dicen que tengo una llamada. "Que bello mi novio que me llama para saber si llegue bien", pense ilusoriamente yo. No, era el hombre del aeropuerto y del avion, me queria avisar su numero de habitacion y queria saber si yo habia llegado bien. Aprovecho para pedirme que lo llamara y que acordaramos en encontrarnos para el fin de semana.
Al dia siguiente de haber llegado a Argentina, bote la servilleta en la que el venezolano me habia escrito sus datos. Opte por mantenerme cauta, impoluta, fiel al 800%. Nunca mas supe del tipo. No me volvio a llamar. Con el paso del tiempo, se me olvido el nombre de ese hombre del aeropuerto y del avion, lastimosamente.
Hace una semana que volvi al Sur me acorde de el mientras esperaba el avion. No aparecio. Esta vez no lo dudaria y lo llamaria no una, sino un par de veces al menos.
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