Nos enamoramos ciegamente, dicen. Por lo menos así nos enamoramos mi amiga Mache y yo de nuestros queridos amores. Ciegamente. Llenas de ilusiones. Entregadas.
Hoy Marce me hizo la analogía perfecta de lo que sucede cuando te enamoras y luego cuando ese amor se va apagando.
La imagen de cuando te enamoras es:
Vemos a nuestro amor con estos ojos. Vemos a nuestros amores como Pinos de Navidad: hermosos, llenos de luces, regalos, detalles, bolitas hermosas, adornos espectatulares. Son los pinos más bellos que persona alguna puede mirar o tener en su casa. Son perfectos, destellantes, luminosos. El solo hecho de verlos ya es un regalo para la vista y para el alma.
Pero el tiempo y las acciones hacen que ciertas cosas cambian. Y con esas modificaciones, el pino también cambia. Y el Pino del desamor es así:
Es diferente al anterior. Es un pino hermoso, fuerte y con muchas cualidades, pero es solo un pino. Ya las lunes, los adornos y los regalos no están. Es un pino, hermoso como cualquier pino.
Y allí nos hacemos la pregunta: Quién cambia? Nosotras? Nuestro amor? O los Pinos?
Con mucho amor para mi querida Mache,