martes, diciembre 23, 2014

Soy el Grinch y no detesto la Navidad

He vivido diferentes Navidades de múltiples maneras. Con mi familia a solas, con la familia completa, en mi casa, en casa de familiares, en Venezuela, en otros países, con otras familias, trabajando incluso. Como mi experiencia ha sido variada y extensa, no tengo arraigado alguna tradición navideña que indique que la debo pasar en equis lugar determinado con equis personas determinadas. Lo vivo de otra manera. Es mi historia. 

He participado en intercambios de regalos, amigo secreto, elefante blanco, reunión, confite y parranda habida y por haber. Era de las que me iba el 24 o el 31 de diciembre a comprar los últimos regalos posibles. He hecho adornos de Navidad para la casa de mi mamá, galletas para regalar y vender en esta época, monté y quité arbolitos. He comprado ingredientes para hallacas, les he puesto los adornos, he lavado hojas, las he amarrado y, por supuesto, las he comido. 

Todo este preámbulo es solo para indicar que he sido navideña alguna vez en mi vida. He disfrutado de las fiestas. Y hasta Cd's de gaita he tenido. 

En algún momento de la historia, me parece que la Navidad dejó de interesarme. Dejé de comprar regalos por compromiso y empecé a comprar los que deseaba, cuando lo quería (fuera 24, 28 o 32 de diciembre). Dejé de meterme en los Centros Comerciales para buscar "la pinta" de la fiesta. Dejé d sacar las maletas a la calle para "asegurar" el viaje del siguiente año (y más aún con la existencia de Cadivi en Venezuela). Creo que dejé de participar en intercambios de regalos. Fui, sin darme cuando, dando algunos pasos que me "alejaron" de la Navidad. 

Si me quería vestir de jean y franela, lo hacía. Si quería comer, lo hacía. Si no quería pan de jamón, pues no lo comía. Y así, con cada detalle vinculado a la Navidad.

Poco a poco, parece que me he acercado a la otra orilla de la Navidad: ser un Grinch navideño. Sin drama y sin complejos. La Navidad me pasa bastante por encima, por decirlo de alguna manera. No siento eso que llaman el "espíritu navideño", no pido deseos, no como uvas, no compro regalos, no coloco adornos en mi casa y mucho menos luces y/o nacimientos. No hago hallacas, prácticamente no las como. 


En estos días, mientras caminaba por el parque, pensaba en esto de no ser navideña o más bien, en qué momento dejé de serlo para ser tipo Grinch. Y me di cuenta de algo importante. Yo no detesto la Navidad. No la rechazo. No la odio. Para nada. Quizá es todo lo contrario. 

Para mí, Navidad es estar con los seres que amo (presencial o de corazón), es ocuparme por preparar una deliciosa cena para la noche buena o para la noche de fin de año, es contactar a los amigos para decirles que los quiero y los recuerdo, es hacer balance y dar las gracias por todo lo bueno, es poder tener paz y tranquilidad. Por lo que, con mucha suerte y agradecimiento, creo que la Navidad en mi vida es una constante de 365 días y no de un mes del año.






Qué suerte tengo. Así que Feliz Navidad para mí y para todos! 

Raiza

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