Qué es una
Constelación Familiar.
El ejemplo de la orquesta.
A veces me preguntan: “Qué es una Constelación Familiar?” Y
no siempre es tan fácil de explicar.
Suelo decir de manera más técnica y “seria” que es un
abordaje terapéutico creado por el alemán Bert Hellinger y que integra varios
abordajes para lograr sanar ciertos temas de una persona. Y por sobre todas las
cosas, ordenar el lugar de esa persona en su sistema familiar.
Pasado un tiempo y luego de pensarlo con calma, la mejor
manera que he encontrado de explicar lo que es una Constelación Familiar es la
siguiente:
La familia es como una orquesta. Cada miembro tiene su silla
(su lugar) y su instrumento (su destino). Y cada uno de nosotros tiene un
puesto asegurado en esa orquesta, así sea tocando los platillos o siendo el
concertino.
Como toda orquesta, tiene sus características particulares. El
repertorio de algunas es de clásicos: otras, deciden modernizar sus piezas. Es
parecido a los temas de cada familia: para algunos es el dinero, para otros la
violencia, para otros las mujeres que se quedan solas o los hombres que se van.
Ese es su repertorio.
A veces faltan personas en la orquesta. Y no por ello, ésta
deja de tocar o presentarse una noche. Es lo que en Constelaciones conocemos
como los excluidos, personas que por alguna razón u otra, parecen quedar “fuera”
de la familia, sin derecho a pertenecer (por ejemplo los ladrones, las
prostitutas, los asesinos, los adictos, los discapacitados, los que hicieron
algún mal, entre otros)
Así como en la música, la familia sigue su curso, sigue tocando, sigue dando
vida, sólo que con un detalle importante: hay algunas sillas vacías que
ocupaban esos músicos que fueron excluidos, y quedan algunos instrumentos sin
tocar. Y parece que “algo” falta en la historia.
Entonces, como puede pasar en una orquesta, algún músico se
sienta en la silla del que no está. Y comienza a tocar su instrumento (que no
es el propio o el que le tocaba a él o a ella), es el de otra persona, la silla
es de alguien más. La cosa se puede complicar aún más si este músico sustituto
trata de tocar su propio instrumento y el otro. Eso, desde el punto de vista
familiar, se da cuando decimos que una persona “toma el destino” de otra en su historia
y comienza a repetir la historia. Y es cuando vemos que en un grupo filiar, las
mujeres se enferman de los pulmones, o los hombres mueren del corazón, o a las mujeres
les cuesta salir embarazadas o tienen hijos a muy temprana edad. Cualquiera que
sea el destino repetido, podríamos decir que es una lealtad ciega a quien vino
antes, a quien ocupaba esa silla y por alguna razón ya no está allí.
¿Y cuál es la
solución?
Y es allí, cuando constelamos. ¿Cómo?
Lo primero es armar la historia de esa orquesta a la que pertenece la persona.
Reconocer las repeticiones, contar a los excluidos y ubicar hechos importantes
que hayan marcado el devenir de ese grupo.
Lo segundo, es armar la orquesta. Colocar a cada músico es
su lugar con su silla y su instrumento. Esto quiere decir, incluir a los
excluidos y honrarlos, toquen lo que toquen y como lo hayan hecho. Respetar su silla
y su partitura.
Y, por último, que el paciente o cliente tome su propio
lugar, el que le corresponde, el que es para él o para ella. Y que se haga
cargo de su silla, su partitura y su instrumento. Y que suene lo mejor que
pueda. Con la música que el alma familiar le susurra al oído y la que su propia
alma decide plasmar en el pentagrama de la vida.
Autor del texto: Raiza Ramírez
Psicoterapeuta Gestalt, Terapeuta en Constelaciones Familiares y Coach Ontológico.
Psicoterapeuta Gestalt, Terapeuta en Constelaciones Familiares y Coach Ontológico.