martes, noviembre 05, 2013

Una Constelación Familiar: El ejemplo de la orquesta.

Qué es una Constelación Familiar. 

El ejemplo de la orquesta.





A veces me preguntan: “Qué es una Constelación Familiar?” Y no siempre es tan fácil de explicar.

Suelo decir de manera más técnica y “seria” que es un abordaje terapéutico creado por el alemán Bert Hellinger y que integra varios abordajes para lograr sanar ciertos temas de una persona. Y por sobre todas las cosas, ordenar el lugar de esa persona en su sistema familiar.

Pasado un tiempo y luego de pensarlo con calma, la mejor manera que he encontrado de explicar lo que es una Constelación Familiar es la siguiente:

La familia es como una orquesta. Cada miembro tiene su silla (su lugar) y su instrumento (su destino). Y cada uno de nosotros tiene un puesto asegurado en esa orquesta, así sea tocando los platillos o siendo el concertino.

Como toda orquesta, tiene sus características particulares. El repertorio de algunas es de clásicos: otras, deciden modernizar sus piezas. Es parecido a los temas de cada familia: para algunos es el dinero, para otros la violencia, para otros las mujeres que se quedan solas o los hombres que se van. Ese es su repertorio.



A veces faltan personas en la orquesta. Y no por ello, ésta deja de tocar o presentarse una noche. Es lo que en Constelaciones conocemos como los excluidos, personas que por alguna razón u otra, parecen quedar “fuera” de la familia, sin derecho a pertenecer (por ejemplo los ladrones, las prostitutas, los asesinos, los adictos, los discapacitados, los que hicieron algún mal, entre otros)
Así como en la música, la familia sigue su curso, sigue tocando, sigue dando vida, sólo que con un detalle importante: hay algunas sillas vacías que ocupaban esos músicos que fueron excluidos, y quedan algunos instrumentos sin tocar. Y parece que “algo” falta en la historia.

Entonces, como puede pasar en una orquesta, algún músico se sienta en la silla del que no está. Y comienza a tocar su instrumento (que no es el propio o el que le tocaba a él o a ella), es el de otra persona, la silla es de alguien más. La cosa se puede complicar aún más si este músico sustituto trata de tocar su propio instrumento y el otro. Eso, desde el punto de vista familiar, se da cuando decimos que una persona “toma el destino” de otra en su historia y comienza a repetir la historia. Y es cuando vemos que en un grupo filiar, las mujeres se enferman de los pulmones, o los hombres mueren del corazón, o a las mujeres les cuesta salir embarazadas o tienen hijos a muy temprana edad. Cualquiera que sea el destino repetido, podríamos decir que es una lealtad ciega a quien vino antes, a quien ocupaba esa silla y por alguna razón ya no está allí.

¿Y cuál es la solución?










Y es allí, cuando constelamos. ¿Cómo?
Lo primero es armar la historia de esa orquesta a la que pertenece la persona. Reconocer las repeticiones, contar a los excluidos y ubicar hechos importantes que hayan marcado el devenir de ese grupo.

Lo segundo, es armar la orquesta. Colocar a cada músico es su lugar con su silla y su instrumento. Esto quiere decir, incluir a los excluidos y honrarlos, toquen lo que toquen y como lo hayan hecho. Respetar su silla y su partitura.


Y, por último, que el paciente o cliente tome su propio lugar, el que le corresponde, el que es para él o para ella. Y que se haga cargo de su silla, su partitura y su instrumento. Y que suene lo mejor que pueda. Con la música que el alma familiar le susurra al oído y la que su propia alma decide plasmar en el pentagrama de la vida.







Autor del texto: Raiza Ramírez
Psicoterapeuta Gestalt, Terapeuta en Constelaciones Familiares y Coach Ontológico.

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