jueves, febrero 25, 2016

Venezuela y su quiebre


La búsqueda de una transparencia 3

El Coaching Ontológico habla del QUIEBRE como un aspecto fundamental de la vida de los seres humanos. Todos lo vivimos en determinado momento, todos experimentamos quiebres y cada uno puede ser de diferente tamaño, características o tocar diferentes dominios de nuestra existencia.

La noción de quiebre se puede explicar de la siguiente manera: La persona se encuentra en una transparencia 1, momento fluido, tranquilo, en el que se puede decir que tiene las cosas “bajo control”. Viene el QUIEBRE, que no es más la ruptura de esa transparencia.

El quiebre puede ser buscado o puede sucederle a la persona de manera inesperada. De cualquier manera, pase como pase, en el área que pase y con las cualidades que tenga esta transparencia rota, el organismo se moviliza, puede que no comprenda lo que le sucede o que, simplemente, necesite un tiempo para procesar esto de salir de la transparencia a un sitio desconocido para él.

Desde que ocurre el QUIEBRE, debe pasar un tiempo hasta llegar a lo que se denomina la transparencia 2, un segundo punto fluido, de tranquilidad, en donde todo puede parecer estar de nuevo “bajo control”. La transparencia 2 se mantendrá en vigencia hasta que se experimente un nuevo quiebre.

Así que el ser humano vive de quiebre en quiebre. Y su trabajo es reconstruir su transparencia nueva y seguir adelante.

Es MUY IMPORTANTE destacar que ninguna transparencia vuelve a ser igual a la anterior, dicho de otra manera, el quiebre cambiar la realidad tal y como la conocemos, no necesariamente hacia peor, puede que hacia mejor. Lo que sí es seguro es que la CAMBIA.

El quiebre de Venezuela HOY

Tengo una foto mental de mi país en este momento: QUIEBRE. Un quiebre importante, fundamental, transcendental. Observo a personas en ese limbo que implica el quiebre, sin saber bien dónde se encuentran y sabiendo que desearían estar en otro lugar o de otra manera.

Y cuando hablo de personas, me refiero tanto a las que se dicen opositoras, como a los que se llaman afectos al gobierno. Ciudadanos  de a pie y personas con poder. Me refiero al colectivo.  Y si bien es una generalización, es el resultado de mi ser observador con la intención de entender a mi tierra y tratar de dar un aporte a un tema tan complejo.
Veámoslo por partes.

Los afectos al gobierno. Tenían una transparencia 1 (la cuarta república) que no les gustaba y que criticaban. Uno de sus quiebres pudo estar en la intentona golpista del 4F. Y con la aparición de un nuevo líder, pudieron armar una segunda transparencia, que les resultaba mejor que la anterior.

En el tiempo, ha habido muchos más quiebres para todos. Y quizá el detalle donde se complica la historia, es que los afectos al gobierno intentan sostener una transparencia que está, por decir lo menos, resquebrajada, si no está rota por completo. Y además, parecen no tener noción de la existencia de un quiebre (un ejemplo de quiebre, el resultado de las pasadas elecciones del 6D de 2015)

Ellos, en su afán por sostener lo que pueden considerar mejor desde su punto de vista, se agarran a esa transparencia 2, rechazando la transparencia 1 y con temor a la sola idea de volver a ese viejo escenario.

Los opositores. Un poco de lo mismo. Su transparencia 1 no era mala para ellos, era sostenible y posible. Vino el quiebre y todos los quiebres posteriores. Y esta transparencia 2, no es tal transparencia para ellos. Nunca se han sentido cómodos en la nueva situación. Me atrevería decir que han vivido en la sensación de quiebre desde 1999 hasta ahora. Y su trabajo o sus energías, han estado enfocadas en volver (a como dé lugar) a la transparencia 1 (una muestra de ello: los eventos del 12 y 13 de abril y el decreto de Carmona)

Este deseo de volver a la transparencia 1 y el rechazo de la transparencia 2, no ha colaborado en la posibilidad de crear una nueva realidad.

La lucha. Entonces, la tensión extrema entre unos y otros tiene el mismo objetivo: conservar la transparencia que les conviene o que desean o que sienten les hace bien. Y ahí es donde estamos trabados como país. Porque, como explicaba antes: luego de un QUIEBRE, NUNCA se puede volver a la misma transparencia. O mejor dicho, luego de un QUIEBRE, TODO cambia.

Si la oposición intenta volver a la transparencia 1, tal y como la conoció, comete un error. Y si los seguidores del gobierno, quieren sostener una transparencia 2 que no es tal y no asumen la existencia del quiebre, cometen también un error.

¿Posibles soluciones? 

· * Que ambas partes puedan asumir la noción de QUIEBRE. Entender que el país vive un quiebre y que todos los habitantes lo sufren con él.
· * Entender que la transparencia previa al QUIEBRE, no va a volver. Y al mismo tiempo, entender que luego del QUIEBRE, hay que construir una nueva transparencia.
· * Que este es un tema colectivo que pasa por lo individual. Es decir, que si yo empiezo a mirar las cosas de una manera diferente y a actuar en coherencia con ello, es posible que mi sistema comience a cambiar también.
· * Comenzar a construir la transparencia 3. Eso es: ni el pasado que es rechazado, ni el presente que es rechazado, sino un futuro posible para ambas visiones del país.

Autor del texto: Raiza Ramírez.
Periodista, Gestaltista, Coach Ontológico y Consteladora Familiar.


Nota del autor: Lo que pretendo hacer con este texto es una metáfora para tratar de entender a mi país. Es un atrevimiento de mi parte, digamos. No es una verdad lo que proclamo, sólo es un punto de vista, a la luz de la teoría del Coaching Ontológico, que me ayuda en el intento de entender este proceso y de dar algún aporte a esta situación complicada y que nos arropa a todos los venezolanos.



lunes, febrero 22, 2016

Sobre la responsabilidad
Cómo poder responder sin quedar desprotegido



Siempre recuerdo que una profesora de Gestalt nos decía una y otra vez que la RESPONSABILIDAD significaba “la capacidad de responder” de cada individuo.
Es decir, no se trata de ser bueno o pagar las cuentas a tiempo, se trata de hacernos cargo de lo nuestro, de nuestras necesidades y de la forma de satisfacer esas necesidades, e incluso la posibilidad de frustrarnos cuando no puedo satisfacerla en ese momento.

Todos los seres humanos nacen con la posibilidad de ser responsables. Los organismos están capacitados para detectar sus necesidades y buscar los recursos para intentar satisfacerlas.

Pero, ¿Qué pasa que esa capacidad se pierde en el tiempo?

Pongamos un ejemplo. Este es un adolescente que tuvo que retirarse de un círculo social de conocidos y amigos. No lo hizo por deseo, lo hizo por una situación familiar. En ese momento, a sus 15 años, no tenía recursos suficientes para encarar el tema de frente, diciendo lo que pasaba en realidad. Tampoco tenía los recursos suficientes para “dar la espalda” a su familia y quedarse con estos amigos. Su mundo, ante esta situación, sufrió un quiebre importante: perdió un espacio importante de su vida y no pudo hacer nada para que esto no pasara.

Lo que se presenta como una interrupción del contacto o una interrupción para alcanzar la satisfacción de una necesidad, se convierte en una situación abierta para esta persona. Y el organismo, en su deseo de cerrar este ciclo abierto, puede repetir situaciones en las que esta persona fantasea sobre perderlo todo.  Entonces la forma en la que el organismo de este hombre encuentra algo de balance, es exponiéndose poco o nada, arriesgándose poco o nada en situaciones emocionales, colocándose una capa emocional para no mostrar lo que lleva por dentro.

De esta manera, está seguro que no va a “perder” lo que le pertenece ni va a pasar algún otro momento de pérdida emocional. Solo que de esta manera tampoco podrá sumar o ganar aspectos positivos a su vida.

En el ejemplo citado, ya el adolescente creció y ahora es un hombre de 35 años. Comienza a hacer terapia cuando se da cuenta lo mucho que se le dificultan los cambios en su vida.

En el paso del tiempo, se ha dado cuenta que cambiar no es solo cambiar, significa exponerse, para poder alcanzar una meta o satisfacer una necesidad. Y que su dificultad, justamente reside en hacerse cargo de este vacío que implica salir al mundo a satisfacer sus necesidades, sabiendo que puede ser que no lo logre.

El tiempo lo lleva a saber que más allá de lo que ha llamado su “dificultad para cambiar” no es más que una forma que tiene su organismo de protegerlo de ese dolor y ese quiebre que vivió en el pasado y que no ha logrado superar o cerrar.

Cuando logra entender que el organismo lo que hace es “defenderse”, puede encarar el tema de otra manera. Sabe que su temor fundamental es sentir que puede perderlo todo, así que puede optar por una responsabilidad medida. ¿Qué significa esto? Usar sus recursos con medida, de manera racionada, sin colocar toda la carne en el asador y al mismo tiempo, permitiéndose asar una parte y ver qué resultados obtiene.

El cuerpo necesita readaptarse a exponerse de manera paulatina. Comprender que el riesgo medido no es sinónimo necesario de perder, que también puede ganar, aunque sea en experiencia y en gozo. Y que la frustración también es una forma de transitar ciertos momentos.

Un organismo no es mejor porque logra TODO lo que se proponga. Es más maduro en la medida que sabe frustrarse cuando no alcanza una meta y puede ajustar sus acciones y seguir intentándolo.


Autor del texto: Raiza Ramírez.
Periodista, Gestaltista, Coach Ontológico y Consteladora Familiar.

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